En la era de la tecnología y de los avances científicos, la ciudad debe convertirse en la base de la comunicación democrática, pero entendida con dimensiones globales. Actualmente se puede aplicar la tecnología para vivir mejor integrados en la naturaleza, contribuyendo a su conservación. Para ello, hay que abandonar el actual modelo de ciudad tradicional en la que se opta por la peor de las soluciones urbanas, con edificios de ladrillo de cuatro plantas repetidos hasta el infinito y una línea de calles donde prima la monotonía.
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