La historia está llena de enseñanzas. Daniel Raichvarg resucita los entusiasmos y las ilusiones del siglo XIX, donde, en relaciones complejas, se cruzan ciencia e ignorancia, vulgarización y pedagogía, política y laboratorio. Evoca así las figuras contradictorias de Víctor Meunier, Émile Giffard, Mme. Fouillée y Paul Bert. Entre la libertad de la investigación y las exigencias de la moral, la odiosa experimentación sobre el hombre y la curiosidad científica, Bert da, en 1884, una trágica voz de alarma.
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