El entorno competitivo en el que tienen lugar las actividades de las organizaciones hace que cada vez más se imponga en las mismas la condición de flexibilidad, entendida como la capacidad de responder ante el cambio de la forma más eficaz y eficiente posible. De otra parte, dada la importancia del turismo en la economía nacional, las fluctuaciones de la demanda y la incidencia de los recursos humanos en el servicio, hay que dotar a la gerencia de las empresas turísticas, en general, y de los hoteles, en particular, de mecanismos que permitan la mejor utilización del personal a fin de dar un buen servicio, mediante el oportuno ajuste de la plantilla a las necesidades de la demanda, sin por ello tener que incurrir en mayores costes. Para ello, se pueden utilizar distintas medidas flexibilizadoras, como la flexibilidad numérica. En el presente trabajo nos vamos a centrar, de una parte, en la flexibilidad contractual y, de otra, en las alternativas a la flexibilización en la contratación, esto es, aquellos sistemas que, sin que la empresa tenga que contratar personal directamente, permiten la rápida incorporación de personas a la organización para el desempeño de la actividad o la externalización de ésta. Para ello nos centramos en un tipo de organización concreto, los hoteles, para ver qué fórmulas emplean para el ajuste de sus plantillas ante la estacionalidad del sector y las fluctuaciones de la demanda.
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