Pintó a las figuras más prominentes de la Europa de su tiempo, entre ellas a María Antonieta. Nunca persiguió la política, la política la persiguió a ella, y tras la revolución francesa hubo de exiliarse de Francia. Se enfrentó a las convenciones de su tiempo y alcanzó prestigio internacional por su arte. Su prolífica obra adorna hoy algunos pequeños y grandes museos de todo el mundo.
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