Se propone el autor romper una lanza en defensa de la química, a la que considera víctima frecuente de un inmerecido maltrato por parte del hombre de la calle, que se pueda encontrar mal informado, y por algún medio de comunicación oportunista. Seguramente, sin la buena utilización de la química, la humanidad se hallaría lejos de la actual calidad de vida.
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