En estos años se ha terminado de poner en riego 121.346 hectáreas por tierras de Aragón. Los ingenieros deben percatarse de que el verdadero objetivo es el de resolver problemas humanos; no se deben confundir y creer que el fin es la obra. Las faltas de coordinación en la ejecución de las obras, al producirse deficiencias en el riego, provocaron luchas entre regantes y, consecuentemente, padecimiento a los cultivadores. Los cauces de riego deben proyectarse de modo que eviten al regante el penoso riego nocturno, y han de tener una gran elasticidad para poder atender a las pequeñas necesidades invernales y a la gran demanda de riego en determinados días de la época estival. La elección de un sistema de riego inadecuado puede producir importantes perjuicios económicos a los cultivadores. Es muy necesario mantener superficialmente la capa laborable en las nivelaciones de tierras para el riego. Las deshumanizadas ideas que aconsejaban la vivienda aislada en los campos, en los pocos casos que se ha adoptado esta solución, han producido en las familias instaladas multitud de incomodidades.
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