El Informe del Banco Mundial, al analizar las perspectivas para la producción agrícola, considera que en el futuro uno de los objetivos es atender la mayor y distinta demanda interior de productos agrarios; la dificultad esencial de esta cuestión no estriba en su planteamiento cualitativo, sino en la determinación cuantitativa de dicho objetivo. A este respecto hay que destacar la importancia que esta cuantificación tiene en el planteamiento de la política de producción de frutas, que es básica para poder orientarla debidamente y resolver las discrepancias actuales entre los que sienten temor de crear excedentes, de los que piensan, por el contrario, que el incremento y el fomento de estas producciones seria un planteamiento lógico, dadas las condiciones naturales españolas. El Informe del Banco considera como punto clave para programar la demanda futura, llegar a una conclusión firme sobre la estabilidad o inclusive el ligero decrecimiento en el consumo total de trigo de los últimos años. Respecto a los nuevos regadíos, está de acuerdo con las orientaciones que se vienen dando en las nuevas zonas de transformación, como se demuestra en las encuestas realizadas en los regadíos del Plan de Badajoz. Destaca la conveniencia de una mejora en el funcionamiento de los mercados, devolviendo una mayor libertad a los agricultores y asegurando que los sistemas de elaboración y distribución funcionen más competitivamente. Afirma que el objetivo de la regulación de los mercados debe ser exclusivamente reducir las fluctuaciones de los precios en una campaña y no mantener un nivel de ingresos en el sector agrario. Este planteamiento del problema lo consideramos como sumamente restringido.
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