En contraste con lo que sucede en el centro y norte de Europa, España presenta dos tipos de cultivo de características diferentes y bien marcadas: el de secano y el de regadío. En el cultivo de secano, la elección de plantas para la alternativa es limitada, los resultados son extremadamente inciertos y el programa técnico es lento, tanto más cuanto menor es la dimensión de los predios. En el cultivo de regadío, por el contrario, las plantas empleadas constituyen una extensa gama. Las cosechas son más seguras y el progreso técnico inmediatamente aplicable, sobre todo si el tamaño de las empresas excede del medio óptimo. Emplazados, tanto los cultivos de secano como los de regadío, especialmente en los valles y laderas, las montañas se dedican al aprovechamiento forestal, al mixto o al exclusivamente ganadero. El avance es este último sector es, en cualquier caso, lentísimo. Para acometer la división de España en zonas agrícolas es necesario concretar antes las modalidades fundamentales de estos tipos de cultivo y aprovechamiento.
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