Juan Negrín, como Presidente de la República desde mayo de 1937, asumió la responsabilidad de luchar hasta el final. Tal determinación le llevó a depender de la Unión Soviética, único Estado que apoyaba a la República Española de forma efectiva, y de otorgar al Partido Comunista de España un protagonismo mayor del que le correspondería. Entre Negrín y el Partido Comunista hubo convergencia de intereses en unos momentos difíciles de la historia de España. Pero ello no convirtió a Negrín en una marioneta de los comunistas como aseguran sus detractores.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados