El principio epistemológico que, de entre dos teorías sobre el mismo explanandum e igual cobertura empírica, aconseja escoger la más sencilla no siempre es viable cuando nos enfrentamos a datos históricos concretos. Lo argumentaremos con un ejemplo concreto: el étimo de la conjunción española pero y sus correlatos románicos, fijado de manera incontestable en el sintagma preposicional latino per hoc. Mostraremos que, frente a los problemas de evolución semántica y fonética planteados por dicho étimo al resultado español (problemas ausentes en italiano o portugués), quizá sería mucho más fácil y coherente remontar la palabra española al marcador discursivo latino uero, de acentuación paroxítona y efectos (en plural) de sentido nítidamente equivalentes a los de la conjunción española ya en latín, si no fuera porque el hacerlo así plantea problemas de otro tipo. Después, a la luz de los textos, buscaremos un desarrollo plausible de per hoc desde la causalidad hasta el contraste.
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