Necesitamos una nueva economía del agua que se atreva a ver y a abordar las cuestiones que son relevantes en el contexto actual con los conceptos que sean adecuados para ese contexto. Ya no estamos en España en una economía agraria expansionista que necesita más embalses y trasvases para satisfacer las "necesidades" de los pobres agricultores. Al contrario, necesitamos gestionar el agua. La razón es que la escasez ya no tiene sólo un origen estrictamente físico (llueve poco) sino que es, fundamentalmente, de carácter económico y social (despilfarramos el agua). El reconocimiento de este diagnóstico, a pesar de toda la confusión creada institucionalmente, exige cambiar las preguntas y los conceptos que son funcionales para la comprensión real y adecuada de las alternativas existentes que no van sólo a ser técnicas sino, también, de organización social
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