Este artículo pretende realizar una crítica a las interpretaciones dualistas que afirman una diferenciación tajante entre el carácter formal e informal de la economía cuando éstas son utilizadas para entender el fenómeno del comercio callejero. Se ha llevado a cabo a un análisis de la forma como el pequeño comerciante de la calle se vincula al sistema de distribución general y un examen de las consecuencias que tiene este vínculo en la configuración de condiciones diferenciales de ingresos, niveles de ganancia y bienestar para los vendedores callejeros. El artículo argumenta que el comercio callejero es una actividad socioeconómica diferenciada que se mueve en un amplio rango de funciones que van desde la subsistencia hasta el desarrollo de una actividad altamente lucrativa y bien organizada. Se ha concluido que el vendedor callejero no puede entenderse como un trabajador independiente cuyo único objetivo es la subsistencia, sino como parte de una sofisticada cadena de distribución que opera en el nivel local, nacional y global.
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