Al igual que las directivas de otros países, las mujeres colombianas que ocupan puestos de dirección encuentran dificultades para lograr un adecuado equilibrio entre su vida laboral y su vida familiar y personal. Igualmente, se les hace difícil afrontar la soledad en un mundo todavía muy masculino y hacer valer la particularidad de su forma de ejercer el liderazgo en sus organizaciones. Los resultados del desarrollo de la conciencia femenina entre las mujeres participantes en unos talleres dirigidos a este propósito ilustran esta alarmante realidad. Por estas razones, se plantea a las organizaciones la necesidad de un cambio y de una mayor flexibilidad para que el entorno laboral pueda aprovechar la contribución de las mujeres que adquieren conciencia de su género, y se les sugiere que definan políticas que tengan en cuenta la aportación de la mujer en puestos de dirección, así como la necesidad de un balance satisfactorio entre vida laboral y vida personal
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