Los directores financieros tienen que desarrollar un tipo especial de doble personalidad. Por una parte, han de supervisar el cumplimiento de las normativas sobre los asientos relacionados con la contabilidad tradicional: ingresos, beneficios, flujo de tesorería, capital y estructuras de costes. Por otra parte, su función está cada vez más vinculada a la estrategia y las operaciones, así como a los desafíos relacionados con el crecimiento rentable en un entorno empresarial cada día más complejo.
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