Desde el valle alto del Henares y el nacimiento del Jalón (vías naturales utilizadas ya desde la época romana para comunicar los valles del Tajo y del Ebro) es fácil acceder a la cabecera del Duero aprovechando la menor complicación topográfica y geológica que ofrece la divisoria de aguas con el Tajo en ese sector. Los pequeños puertos o cuestas de Miedes y Paredes fueron transitados cuando trasdosaban la frontera entre cristianos y musulmanes, allá por los siglos X y XII, frontera cuyo espolón era el castillo de Gormaz. La fosilización de esa antigua muga es visible hoy en abandonados restos militares -vanguardia de las plazas califales de Atienza y Medinaceli-, que, unidos a las crónicas, componen los trazos de un cuadro de geografía histórica de esta región, hoy casi despoblada.
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