La Primavera, en su aventura equinoccial, sinónimo de vida que irrumpe, que nace, es tiempo propicio para festejar a los grandes seres del bosque, los parientes vivos del libro, los árboles. De ellos nace el libro, y de ellos también se ocupa el libro desde el origen de los tiempos. Desde los libros sagrados hasta el verso más humilde, inflamado por el gran festín vegetal de los colores.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados