En los estudios de regeneración ósea se distinguen dos tipos de defectos, los que carecen de capacidad de regeneración espontánea durante toda la vida del individuo (defectos de tamaño crítico) y los que sí que poseen dicha capacidad (de tamaño no crítico), siempre que aportemos las condiciones adecuadas, estabilización del coágulo, mantenimiento del espacio y reposo mecánico (concepto de regeneración ósea guiada). En esta controversia revisamos el defecto óseo del seno maxilar y las cavidades residuales postquistectomía, ambos defectos de tamaño no crítico que conservan varias de sus paredes.
En la elevación de seno muchos autores concluían que era necesario aportar siempre hueso autólogo en el material de injerto, bien en solitario o en distintas mezclas con biomateriales en proporciones no definidas, 50:50, 20:80 etc. La evidencia clínica y la que recoge la literatura en los últimos años contradice esa conclusión y ya se afirma que los biomateriales en exclusiva en el seno maxilar consiguen resultados equiparables al hueso autólogo siempre que se aumente el periodo de osificación. Repasamos nuevos estudios que incluso discuten la necesidad de utilizar ningún tipo de injerto para conseguir neoformación ósea dentro del seno maxilar.
Los resultados en el defecto óseo de cavidades residuales postquistectomía, en las que consigamos mantener varias de sus paredes, son todavía más concluyentes. El mejor tratamiento de esos defectos es el cierre directo de la mucosa y esperar a la regeneración espontánea del defecto. La utilización de hueso autólogo es innecesaria y si aportamos biomateriales tampoco conseguimos un mejor comportamiento de complicaciones. Sólo los defectos de espesor total pueden beneficiarse de la utilización de membranas.
Los defectos que han perdido varias paredes pueden perder su capacidad de regeneración espontánea y en esos casos tienen utilidad tanto el hueso autólogo como los biomateriales y las membranas de regeneración.
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