La prevención secundaria de las enfermedades a través de la detección precoz de las enfermedades y su consecuente tratamiento precoz, dentro de una estrategia individual para la prevención de las enfermedades es una práctica ampliamente extendida en la última década en el ejercicio clínico tanto en atención primaria como atención especializada. Del mismo modo existen demandas por parte de los profesionales y de los ciudadanos para que desde los sistemas sanitarios se oferten programas y actividades de prevención. En la aplicación de pruebas diagnosticas en personas asintomáticas conocido como screening o cribado de enfermedades se derivan diferentes consecuencias tanto de carácter técnico como asistencial, de sobrecarga de trabajo y económicas en los servicios sanitarios, tanto si la práctica de detección precoz es por indicación individual sistemática o por decisión de salud pública.
Es necesario reflexionar sobre la necesidad y oportunidad de tales prácticas preventivas, discerniendo aquellas actividades que reúnen condiciones de acuerdo a los principios técnicos y de evidencia científica o si por el contrario se realizan por rutina, simple complacencia o por puro empirismo. Es por ello que se analiza las diferentes fases y comprobaciones previas que el profesional sanitario debe de considerar ante la aplicación del amplio arsenal diagnóstico y terapéutico con fines preventivos.
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