El fin primordial de los centros penitenciarios es la reeducación y reinserción social de las personas ingresadas en prisión, reto muy importante ya que se trata de integrar socialmente a personas con unos problemas generalizados y en ocasiones graves. El primer objetivo es reducir las consecuencias negativas del consumo de drogas, por medio de programas de reducción de riesgos y daños. Un segundo objetivo es conseguir y mantener periodos de abstinencia que confi guren una ruptura de la dependencia y una reordenación de la dinámica personal y social.
La reincorporación social es la última fase del proceso de cambio, siendo imprescindible una progresiva preparación para la salida, desarrollando actividades dirigidas a la normalización e integración social. En el momento de la salida de prisión es fundamental la continuación del proceso terapéutico, elemento clave para evitar la recaída en el consumo, la desestructuración personal y la reincidencia en el delito.
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