Es esta cuestión de manifiesta trascendencia e indudable interés nacional. Se trata de defender la integridad del territorio argentino y el mismo principio de la integridad territorial, consagrado entre otros instrumentos internacionales por la Carta de las Naciones Unidas (art. 2, párr. 4 ) y en cuya virtud y sin mengua de otros argumentos reivindicamos firmemente desde hace un siglo y medio, aunque con algunas sensibles y sorprendentes excepciones, nuestro derecho a la restitución de las Malvinas. El valor económico de este territorio puede ser limitado, aunque muchos destacan el hecho de que encierra una importantísima reserva de agua natural y constituye un centro turístico de atracción internacional, declarado por la UNESCO patrimonio natural de Ja humanidad. Tampoco puede soslayarse el hecho ele que ese territorio alberga, si no tocias, buena parte de las fuentes del Río Santa Cruz, principal vía fluvial de nuestro extremo sur. Si como algunos alegan una porción de esa fuente está del lacio incuestionablemente chileno, no ganaremos nada con que esa proporción aumente, sino que crecerán las dificultades para mantener el control ele ese importante recurso hidrográfico.
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