A menudo se piensa que hablar de la complejidad es algo que se ha puesto de moda últimamente y que el término refleja una realidad habitual de nuestros días, pero que no durará mucho. Cuando se menciona el concepto de complejidad a directivos de empresas que operan a escala global, se suelen oír reacciones como éstas: ¿En efecto, la complejidad es el auténtico reto de liderazgo al que me enfrento. ¿Cómo puedo centrarme en mi área cuando todo lo demás guarda relación con ella? ¿Cómo puedo ser responsable de lo que hago cuando todo es interdependiente?
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