El uso, a veces indiscriminado, de la fragmentación, muy asumido por las obras posmodernas, intenta responder a un predominio del concepto de espacio en el arte del siglo XXI sobre el de temporalidad, que ha definido desde el Modernismo el paradigma de lo literario. El arte del siglo XXI responde a una ¿estética de lo efímero¿, que privilegia la instantaneidad y la simultaneidad, un marco en el que el ¿sujeto¿ ha perdido la capacidad de organizar de forma coherente su pasado y su futuro.
En este artículo se revisará la noción jamesoniana de esquizofrenia, asociada a la pérdida de memoria, y a su plasmación literaria, cinematográfica e hipermedial, a través de esa técnica de la fragmentación.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados