Concepto: Se dice que un individuo presenta un trastorno de personalidad si sus características personales son inflexibles desde la adolescencia o el inicio de la edad adulta y hacen que el individuo viva y se comporte de tal manera que no pueda adaptarse a las exigencias de la vida cotidiana y de la cultura en la que vive. Esto se manifiesta en diferentes áreas (cognoscitiva, afectiva, en las relaciones interpersonales o en el control de los impulsos) y produce malestar o deterioro social, laboral o de otras áreas. Se estima que entre el 4,4 y el 13,4% de la población general tiene un trastorno de personalidad.
Clasificación: Los trastornos de personalidad se clasifican en tres grupos diferentes (DSM-IV-TR). El grupo A comprende los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad; el grupo B incluye los trastornos antisocial, histriónico, límite y narcisista de la personalidad, y el grupo C agrupa los trastornos de la personalidad dependiente, evitativo y obsesivo-compulsivo.
Manifestaciones precoces y en fase establecida: En el trastorno de personalidad antisocial se ha encontrado que el trastorno de conducta en la infancia es un precursos establecido y ha sido incluido como criterio diagnóstico para el mismo. Tanto el trastorno antisocial como el trastorno límite de la personalidad tienden a mejorar con el paso del tiempo.
Complicaciones evolutivas: Es bastante frecuente que los pacientes tengan características de varios trastornos de personalidad, que presenten frecuentemente trastornos afectivos así como abuso de sustancias. También las personas con trastornos de personalidad tienen más riesgo de suicidio y de autolesionarse.
Manejo terapéutico: En el trastorno límite de personalidad puede ser de ayuda tanto el tratamiento farmacolótico como el psicoteraéutico.
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