Es objetivo de este discurso reflexionar y dilucidar acerca de si los nuevos canales y tecnologías modernas incrementan las posibilidades comunicativas o, por el contrario, dificultan el acceso a la información y comunicación para ciertos colectivos, en este caso para los usuarios o ¿clientes¿ con problemas sensoriales. Podría parecer, a simple vista, que ciertamente, este proceso de avance tecnológico carecería de sentido si no contribuyera a la primera causa. Es más, en circunstancias normales (población general) tal incremento es una realidad. Sin embargo, junto a esa generalidad, coexisten problemas de inaccesibilidad, infoexclusión, hipo-información, discriminación comunicativa o brecha mediática (digital o analógica) para ciertos colectivos, entre los que se encuentran los que presentan déficits sensoriales; como podría parecer obvio, dado que a la información se accede, en primera instancia, a través de los sentidos. Pero lejos de enfatizar en las dificultades y limitaciones insalvables, se pretende poner de manifiesto las necesidades que reclaman estos colectivos así como las posibilidades reales para superar esa brecha mediática a través del diseño o entorno inclusivo o ¿para todos¿ de los productos de los distintos medios de comunicación. Y ello porque los medios de comunicación se erigen en nuestra sociedad como el tercer entorno de socialización y como bastión del aprendizaje escolar y no escolar. La anhelable y pretendida inclusión social de niños con dificultades no puede obviar este aspecto. De ahí que ello será responsabilidad ineludible de las políticas sociales, los responsables de los medios y productores y la institución escolar.
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