H. Díaz Moreno, Ruth Olmos Espinosa, C. Martínez de Hoyos
Concepto: El alcoholismo es una enfermedad primaria y crónica, de etiología multifactorial en la que influyen factores biológicos, genéticos, educacionales, psicológicos y ambientales. Clinicamente se caracteriza por síntomas de abstinencia, al disminuir o suprimir voluntaria o involuntariamente la ingesta de alcohol, por déficit del control del consumo, por minimización o negación de la ingesta y por persistencia en el consumo a pesar de los efectos adversos. Estos síntomas pueden ser continuos o periódicos.
Clasificación: Existen diversos criterios en la clasificación del alcoholismo: según la forma de beber, según la forma de vincularse al alcohol, según la existencia o no de enfermedad psiquiátrica previa, y según la cantidad y frecuencia de consumo, que es la más usada actualmente.
Diagnóstico: Tanto la CIE-10 como el DSM IV-TR establecen unos criterios diagnósticos de alcoholismo. La estrategia diagnóstica se basa en la historia clínica que recaba información sobre datos relativos al consumo, problemas relacionados con el mismo y conciencia del problema por parte del paciente. De los instrumentos de evaluación, el más utilizado es el CAGE. Los tres marcadores biológicos más utilizados son GGT, VCM y CDT (transferrina deficiente en carbohidratos).
Tratamiento: El objetivo principal del tratamiento del síndrome de dependencia alcohólica es motivar al paciente para que acepte el plan terapéutico y conseguir mantenerlo abstemio de por vida. Para ello se establecen varios pasos: motivación, desintoxicación con el apoyo de tratamiento farmacológico y deshabituación.
En cuanto al tratamiento farmacológico, se dispone de fármacos aversivos y fármacos anticraving (naltrexona, acamprosato) y algunos anticomiciales, además de los fármacos sedantes y neurolépticos utilizados en el síndrome de abstinencia.
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