La definitiva estrategia anti-corrupción del Banco Mundial está basada en un enfoque más realista que el que contenía la propuesta de 2006. Hay, de hecho, semejanzas de principio con la primera estrategia anticorrupción de 1997, pero no es posible conocer en qué medida la actual propuesta confirma o rectifica sus experiencias. La propuesta, por otra parte, se levanta sobre una trama compleja de relaciones entre variables ¿desarrollo económico, pobreza, corrupción¿ y su ejecución necesitará una supervisión regular para asegurar que la institución no sacrifica unos objetivos en beneficio de otros. Un aspecto crítico de la supervisión será la asignación presupuestaria de recursos por objetivos.
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