La imperforación de himen es la anomalía obstructiva más frecuente del tracto genital femenino. Aunque en el neonato su presencia a menudo pasa inadvertida, su diagnóstico es relativamente simple y está basado en una adecuada anamnesis y una cuidadosa exploración física, y las pruebas de imagen quedan como medio de apoyo. Entre ellas, la ecografía es de primera elección. La detección temprana previene la morbilidad consiguiente al diagnóstico tardío, motivo por el cual resulta recomendable una exploración cuidadosa y sistemática del área genital, que debería formar parte de todo examen pediátrico. Ante la existencia de una obstrucción al drenaje vaginal se debe investigar el tracto urinario. El tratamiento de elección es la himeneotomía, si bien no hay consenso en cuanto al momento idóneo para su realización.
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