El trabajo que aquí se presenta arranca de la tesis de que la Retórica no es un arte restringido a ciertas situaciones lingüísticas, sino una auténtica teoría del conocimiento y de la expresión humanas. El hombre es fundamentalmente un animal retórico. El fenómeno de la ironía no es un mero tropo, sino el indicador de que el ser humano sólo puede conocer y expresarse desviadamente, a través de un elemento sígnico. Y los tropos de la metáfora y la metonimia no son adornos añadidos al lenguaje reservados a ocasiones concretas, sino los mecanismos fundamentales de toda expresión lingüística, es decir, de toda encarnación del sentido en la palabra.
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