La seguidilla de elecciones realizadas en América Latina dejó como saldo positivo la consolidación del voto popular como el dispositivo básico para dotar de legitimidad a los gobernantes. Sin embargo, es posible observar también profundos cambios en las formas de representación: los nuevos liderazgos de popularidad, sustentados en una relación directa pero virtual con la opinión pública, protagonizaron los procesos electorales y lograron subordinar a los partidos políticos. Una vez en el gobierno, estos liderazgos suelen concentrar el poder en sus manos y prescindir de la deliberación y el debate en el espacio público. Pero su fortaleza es también su debilidad, ya que su legitimidad depende de una ciudadanía cada vez más autónoma y cambiante.
The recent succession of elections in Latin America left, as a positive legacy, that the popular vote has been confirmed as a basic mechanism for legitimizing governments. Nevertheless, at the same time, we can observe that there have been profound changes in the forms of representation: the new popular leaderships, based on a direct but virtual relationship with public opinion, dominated the elections and prevailed over the political parties. Once in power, these leaders tend to concentrate power in their hands and dispense with deliberative mechanisms and debate in the public sphere. However, their very strength is at the same time a weakness, because their legitimacy depends on an ever more autonomous and fickle citizenry.
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