Con el triunfo de las armas carlistas, las nuevas autoridades políticas instauraron un régimen que procuró dirigir y controlar la sociedad. La Iglesia también se vio condicionada por los carlistas, quienes, logrando la Delegación Apostólica de Su Santidad para el Obispo de León, procedieron a reorganizarla, supliendo a las tradicionales autoridades diocesanas. Instauraron elTribunal Diocesano en Estella y desde allí juzgaron y sentenciaron todos los procesos del Obispado de Pamplona.
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