Este trabajo se propone demostrar que Aristóteles no es responsable de nuestra actitud depredadora para con los animales. Para lograr este objetivo, se exponen brevemente los argumentos de algunos estudiosos que han puesto atención en la postura que el Estagirita mantiene respecto a la fauna; luego, a través del análisis de una selección de textos de la Política, de la Ética Nicomaquea, y de algunos de los tratados zoológicos, se comprueba que esa supuesta culpa tuvo su origen en una interpretación descontextualizada de la primera obra mencionada.
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