Antonio Valero y Vicente era un joven ingeniero de 33 años cuando el Estudio General de Navarra, en el verano de 1957, le encargó diseñar un programa de perfeccionamiento para hombres de negocios. La propuesta que elaboró fue calificada como ¿imposible, irrealizable, demasiado ambiciosa¿, por todos aquellos que tuvieron ocasión de conocerla. Por todos, menos por Josemaría Escrivá de Balaguer. Hoy el IESE es una realidad consolidada y pujante. Es la escuela de negocios mejor valorada de Europa y ha formado a miles de empresarios. Muchos de ellos participaron el pasado mes de septiembre en la reunión que abrió las celebraciones del cincuentenario.
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