La Europa de principios de siglo se caracteriza, dentro del -ambito artístico, por dos corrientes contrapuestas. Por un lado aquella que representa a la burguesía dominante y tiende a la exaltación de una serie de valores decominónicos, por otro una estético de ruptura que se rebela contra lo superficial, que se distingue por su actitud crítica y la búsqueda de nuevas formas de expresión.
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