Las líneas rectas que representan las calles de Calahorra tienen una disposición de sus orientaciones que no es al azar. Se acumulan éstas en los valores acimutales de 45 y 135 grados. La ciudad tiene un núcleo urbano medieval con trazados curvados, pero el crecimiento moderno la ha aumentado en una amplia superficie hacia el NO. Esta expansión se ha hecho adaptándose a la orientación de la geografía que ha condicionado la ciudad desde hace más de dos mil años. Es decir, el de la orientación del cerro sobre el que se asienta. Conclusión ya posiblemente observada pero ahora demostrada por datos.
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