Los esfuerzos integracionistas surgen en Sudamérica en la década de 1980, sostenidos por, y enmarcados dentro de, la corriente del neoliberalismo, entendida como un paradigma cuyos efectos tiñeron todos los aspectos de la vida institucional, social, política, económica, cultural, etc. de las naciones que a él se adscribieron. En este contexto surgen las propuestas de reducción de aranceles, coordinación de políticas aduaneras y otras; es decir: principalmente medidas de tipo económico. Pero, ¿qué ocurre con lo cultural en estos procesos? Inicialmente y durante los últimos 20 años aproximadamente, lo cultural fue entendido meramente en un sentido restringido, vinculado a las necesidades del mercado que imponía la corriente neoliberal. Sin embargo, a fin del siglo pasado y comienzos de éste se produce en los países de mayor peso político y económico en Sudamérica un marcado cambio de orientación.
En efecto, en medio de trascendentes revueltas sociales esta ruptura con el paradigma neoliberal, impulsada por las tendencias progresistas de izquierda, retoma los ideales de los libertadores americanos, incluyéndolos varios mandatarios en su discurso oficial. Es así que se perfila el surgimiento de un concepto amplio de cultura, en este caso más vinculado a la consolidación identitaria.
Partiendo de este contexto sociopolítico, el trabajo expone las señales de una potencial inclusión del concepto amplio de cultura en la agenda política del subcontinente y se pregunta por el papel que le cabe a los líderes políticos en la coyuntura actual; sustentando ambas consideraciones en la identificación de un nuevo rumbo en los procesos de integración.
Finalmente, tomando los aportes teóricos del pososccidentalismo, nos interrogamos acerca de la posibilidad de que este viraje se transforme en un marco que ayude a replantearnos la subordinación epistémica, teórica e intelectual a la cual América Latina se encuentra sometida.
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