Irán busca aliados diplomáticos que apoyen su política exterior de potencia regional, especialmente en lo relativo a su programa de enriquecimiento de uranio, y ha apostado por una presencia activa en América Latina. Venezuela y Cuba son sus principales apoyos e importantes introductores en la región. Teherán ha reforzado sus lazos con Bolivia y Nicaragua, dos países situados en la órbita bolivariana. Al mismo tiempo, Venezuela se ha convertido en un importante aliado en la OPEP y otros foros internacionales, comenzando por la ONU y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Su presencia en la región ha comenzado a inquietar a EEUU y a algunos países latinoamericanos por sus posibles conexiones con algunas actividades terroristas, siendo el atentado de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en 1994 la evidencia más señalada.
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