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Resumen de Freud, Habermas y la cuestión de la política

Miroslav Milovic

  • 1. El mundo desencantado, moderno, no habla ya el lenguaje de la filosofía, como pensaban los griegos, tampoco habla el lenguaje divino, como pensaban los religiosos, sino que habla el lenguaje de la ciencia y de las matemáticas. La modernidad comienza con la afirmación cartesiana de que la ciencia representa el mundo. Al pensar así, Descartes cosifica el mundo en un sentido epistemológico, lo cual tiene consecuencias dramáticas. Husserl critica con todas sus fuerzas esa cosificación en la cual la vida ha perdido su valor constitutivo. Hoy, la clonación científica es sólo un ejemplo más de una situación en la cual la reproducción de la vida se liga a la ciencia y no ya a la propia vida. La vida, o mejor, lo concreto, lo particular, entró con la modernidad en un camino sin salida y, en el último momento, el pensamiento de Hegel lo superará. El mundo moderno no es un mundo para individuos. Podríamos recordar incluso que las dudas cartesianas respecto al cuerpo abrían ya el camino a la afirmación de la mente, a la razón moderna victoriosa. Ya con Descartes desaparece el cuerpo y, en ese sentido, él casi es el inventor de Internet. El mundo nuevo y virtual funciona sin los cuerpos.


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