Francisco Javier Sánchez Herrera
Las elites políticas tienen una serie constante de características: orígenes sociales acomodados, credenciales académicas superiores, centros educativos de calidad, edad madura, residencias urbanas en los barrios más aristocráticos, profesiones típicas (juristas, profesores, burócratas, directores...), etcétera. La educación ha sido siempre para los políticos una inversión que les ha posibilitado el desempeño de profesiones con altos ingresos, que les permite el disfrute de un estilo de vida conspicuo, la instalación en una clase social acomodada y el acceso al poder. Las barreras para el acceso a la formación superior de las clases inferiores no son nuevas ni recientes. Los estudios universitarios estaban reservados a los nobles y los burgueses. ¿Pero no siguen acaparados hoy en día por la elite (la nobleza actual)?
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