España ha sido tradicionalmente un país de emigrantes. Aquí se examina la identidad cultural de la segunda generación de los emigrantes a Suiza y Holanda a través de los datos obtenidos de los jóvenes que regresan a España después de haberse criado en aquellos países. Se pone de evidencia el conflicto cultural sobrevenido ante el alto nivel cívico y de planificación de los países citados y lo caótico de España, aunque tenga una forma de vida más divertida. También ponen de manifiesto el desarrollo económico y la fuerte ética de trabajo en Holanda y Suiza y las carencias que presenta España en esos aspectos
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