Un análisis puramente económico, basado en la comparación de los costes que supone un accidente laboral con la inversión necesaria para evitarlo, demuestra que merece la pena invertir en seguridad. Además de los costes directos e indirectos, también se debe valorar la imagen que transmite una compañía a sus stakeholders, es decir, a todos los que tiene algún interés en ella: empleados, inversores, sociedad... El objetivo para todas las empresas debe ser tratar de llegar a cero accidentes, más si se tiene en cuenta que la seguridad laboral mejora la productividad y la rentabilidad. Sin embargo, hay que ser conscientes de que la seguridad no se impone, sino que se comparte; de ahí que la participación de los trabajadores sea crucial para el éxito de cualquier plan de prevención.
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