Fuera de las fiestas, Ángel parece un hombre tranquilo, callado. Quedan pocas jornadas para que arranquen las de San Mateo y en su cabeza rondan los preparativos para degustaciones, pasacalles y el festival de jotas. Su cómodo gesto nos indica que todo está preparado. Así nos recibe amablemente, y con el resonar de las campanas de Santiago que marcan la media tarde, nos abre las puertas de Rondalosa, la "peña por excelencia" de Logroño, según sus palabras. En un bodegón de su sede comienza a recordar los orígenes.
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