Es conocida, por todos los estudiosos de las fiestas populares de toros, la diferente significación que tiene un festejo en función de si se maten o no los toros o vaquillas al término de la diversión. Esta diferencia que ha dado lugar a ciertas polémicas, en la actualidad aun no del todo apagadas, condiciona la interpretación que de las mencionadas fiestas pueda despejarse. Los juegos con toros que se celebran en Grazalema (Cádiz) y Beas de Segura (Jaén) coinciden en que los animales se corren ensogados y al término del festejo no reciben públicamente la muerte. Se da la circunstancia, como explicaré a continuación, que es posible que sean fiestas instituidas por los carmelitas y que excluyeran, desde el momento mismo de su institucionalización, el sacrificio de los toros.
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