Segre, Cinca y Gállego, son las aguas que avenan los valles de los grandes macizos pirenaicos, desde el Puigmal hasta el Balaitous. Pero los mayores (Maladeta, Perdiguero, Posets, y Marboré, entre otros) corresponden al Cinca, en cuyos valles medio y alto surgió el antiguo condado de Sobrarbe. Los afluentes del Cinca son de ímpetus torrenciales tajadores de sierras y sostén de extensas y próvidas áreas de campos frutales. Habiendo acogido con anterioridad al Ésera y al Vero, el Cinca adopta como hijo en Ballobar al Alcanadre, descendido de la sierra de Guara. Con tan claras y abundantes huestes, el Cinca pacta con el Segre aguas abajo de la histórica ciudad de Fraga. En Mequinenza, el Ebro aguarda paciente la pleitesía de ambos ríos montañeses y acoge en su cauce la recta final de su periplo en pos del mar.
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