El área andina de América Latina ha experimentado tres grandes corrientes histórico-culturales que han contribuido a moldear la mentalidad colectiva: (1) el legado civilizatorio precolombino, (2) la tradición ibero-católica, y (3) la recepción instrumentalista de la modernidad occidental. Las dos primeras fomentaron una cultura autoritaria y colectivista, poco favorable al espíritu crítico-científico. La restauración de la democracia (a partir de 1980) fomenta, con muchos obstáculos, una universalización de los derechos humanos y la introducción de un espíritu abierto a la investigación científica seria. Estos esfuerzos han mitigado la fuerza del autoritarismo y han debilitado las certezas dogmáticas.
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