El concepto de mediación como método de resolución de conflictos ha ido evolucionando con el paso de los años y ha tenido que adaptarse progresivamente en la medida en que se han modificado las estructuras familiares en las que se aplica. Los modelos más contemporáneos introducen la transformación de conflictos como un objetivo menos ambicioso y más centrado en los recursos propios de los participantes. En este artículo se propone la mediación transicional como una práctica coherente con los ciclos evolutivos del conflicto familiar, donde los acuerdos y compromisos adoptados supongan desbloqueos y pasos adelante en dichos procesos más que metas finales a conseguir. Desde ese planteamiento se sugiere la necesidad de un modelo de cambio que incorpore la metodología y las técnicas empleadas como instrumentos de avance que permita a la persona mediadora caminar en los territorios conflictivos junto a las familias con las que interviene, más que ejercer como la experta guía a seguir.
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