El talento no es una característica innata y universal de la persona, sino que es contextual: se desarrolla de un modo u otro en función del tipo de liderazgo que crea el contexto de trabajo. Hay muchas personas que tienen ideas y son creativas fuera del trabajo: en su familia, con sus amigos, etc... Pero al llegar a la empresa se convierten en talentos dependientes. De la misma manera, hay personas que tienen un fuerte sentido de grupo con su familia o con su club deportivo pero que, al llegar a la empresa, se transforman en talentos independientes. El problema en esos casos no está en las personas, sino en los directivos: en cómo influyen con su liderazgo en el ciclo de desarrollo del talento.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados