Javier Marrodán, Chus Cantalapiedra
El 20 de noviembre de 2007, durante la reapertura de la Biblioteca de Ciencias, el rector de la Universidad de Navarra, Ángel José Gómez-Montoro, y el director del Servicio de Bibliotecas, Víctor Sanz, repitieron una idea que parece obvia, pero esconde a la vez un reto complejo y prolongado: "No puede haber investigación si no hay con qué investigar". Es una frase que debió de rondar durante años a Álvaro Escrivá, primer gran canciller del centro académico, el encargo de organizar la Biblioteca de la Universidad.
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