A partir de las décadas de 1970 y 1980, con el advenimiento de los nuevos modelos de organización industrial –cambios tecnológicos en electrónica e informática, mercados globales con demanda selectiva, manufacturas flexibles y democracia industrial-, las relaciones laborales en la industria comienzan a transformarse adquiriendo una nueva dimensión del trabajo humano en el que se reconocen las necesidades y motivaciones de la persona del trabajador, revalorizándolo. Sin embargo, se observa que en muchas situaciones esta revalorización de la persona es meramente instrumental y sigue respondiendo al concepto de recurso productivo. En el presente trabajo, se analizarán estas circunstancias y se propondrá la inclusión de una perspectiva humanista integral.
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