La propiedad sobre los activos físicos ha sido utilizada tradicionalmente como un mecanismo para resolver tanto los problemas de motivación y coordinación entre las partes que integran la empresa, como para determinar los límites de la misma. Investigaciones más recientes muestran cómo los activos humanos presentan una importancia creciente frente a los activos físicos, y surgen así nuevos interrogantes sobre la propiedad, los límites de la empresa y la relación entre propietarios y empleados. En este trabajo abordamos el concepto de capital social y la entrega de poder por parte de los accionistas como una forma de incentivo para los empleados, que así llevarán a cabo mayores inversiones en capital humano. Utilizamos un modelo básico de inversiones ampliado con capital social y una heterogeneidad de trabajadores. El resultado es que la inversión en capital social abre la posibilidad a conceder poder no sólo al trabajador que invierta en capital humano específico, sino también al trabajador que invierta en capital humano de carácter general, consiguiendo crear más capital humano y un aumento en la productividad individual, la productividad total y la riqueza.
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