Para que funcione una relación es imprescindible que haya correspondencia por las dos partes que la conforman. La reciprocidad determina el equilibrio. En cualquier organización el líder positivo debe velar por la percepción del nivel de este elemento entre el empleado y la propia empresa para generar un nivel alto de satisfacción. Así pues, no se puede gestionar el compromiso desde el desequilibrio o desde la perspectiva del desequilibrio de la aportación de cada una de las partes. El análisis de la reciprocidad del desarrollo individual y el desarrollo en la empresa determinará la salud de la organización.
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